Plaza de la luz fue una instalación site specific creada en una lugar al que da nombre la pieza artística, cerca del punto más neurálgico de la localidad de Ciempozuelos, Madrid 2016.
“Las plazas son el centro por excelencia de la vida urbana. En ellas se concentran gran cantidad de actividades sociales, comerciales y culturales. Una plaza es un espacio urbano público, amplio o pequeño y descubierto, en el que se suelen realizar gran variedad de actividades”.
En sus orígenes las primeras plazas surgen de forma espontánea como una manera de dirigir las construcciones, generando así la agrupación en círculo, el espacio central empezó a cumplir la función de escenario de la vida comunitaria. Mucho después se incorporaba a la plaza una actividad principal, el mercado. Sus símbolos fueron la fuente de agua, y el monumento. La plaza funcionó, siempre como patio urbano y atrio de los edificios más representativos de la comunidad.
La instalación es una pieza site specif, se crea en la plaza de la luz con la intención de resaltar el mensaje de luz, luz entendida como iluminación en relación a la activación de la bombilla, en su paralelismo con el surgimiento de las ideas. Las bombillas que no están encendidas, ni llegaron a encenderse en ningún momento son de varios colores y fueron colocadas de manera aleatoria por los niños que al encontrarse en ese espacio urbano comunitario, quisieron ayudarnos. La obra, pretende ser una ironía a un hecho que haga reflexionar a los viandantes. Bombillas apagadas en la plaza de la luz y colocadas por niños hay un juego de palabras y una crítica irónica en la intencionalidad de la propuesta.. En su conjunto la obra es algo contradictoria, pero todo cobra sentido si nos paramos dos segundos a pensar s qué está sucediendo en muchas de nuestras plazas.
Muchas de nuestras plazas nos están siendo arrebatadas, se inundan de terrazas de bares que incitan al consumo, dejando de cumplir con el orígen en el que surgieron, la agrupación social para la realización de actividades sociales. La gentrificación lo invade todo, los niños no tienen lugar para jugar, los bancos dejan de ser alargados para poder hablar y se vuelven rígidos e incluso individualizados, el mobiliario urbano muta, al igual que muta el espacio abierto que cada vez aparece más cerrado.
Con esta obra pretendemos manifestar una reflexión acerca de la utilización de este espacio público como un lugar habitable para pensar, para reflexionar y para crear un diálogo y un conocimiento común. Reivindicamos la necesidad de tomar las plazas de nuevo, de “iluminar” estos lugares de personas y de pensamientos. Las bombillas siempre han sido ese objeto asociado a las “ideas” al pensamiento creativo, al intelecto. En este caso las representamos apagadas, como un objeto en deshuso, haciendo de este modo un paralelismo con el deshuso de las plazas como lugares de reunión de pensamiento.