El Proyecto 7.10 7.14 V  fue un proyecto de arte y educación  llevado a cabo a través de unos talleres de Expresión Artística en el módulo 10 del Centro Penitenciario Madrid V, Soto del Real, en el año 2014.

A principios de ese año, tuvimos la oportunidad de llevar a cabo este proyecto gracias a la conexión con la ONG Solidarios para el Desarrollo. Para ello diseñamos un proyecto para llevar a cabo en el taller ocupacional que se encuentra situado dentro de las dependencias del Módulo 10, módulo de respeto, trabajo y estudio. Desde los primeros meses del año hasta  junio, nos implicamos en estos talleres acudiendo a la cárcel todas  las mañanas del primer y tercer domingo de cada mes, aumentando las sesiones en los últimos meses.

Se trata de un proyecto que apostó por un  proceso creativo a largo plazo implementado a través de la metodología de “ trabajo por proyectos”.  Éste, tenía como principal objetivo generar un espacio de creación centrado en los procesos contemporáneos de producción artística, llevado a cabo de forma horizontal y democrática, con los internos del módulo. El cual se apoya en los fundamentos teóricos de la metodología por proyectos que encontramos en las teorías del constructivismo, que evolucionaron a partir de los trabajos de psicólogos y educadores tales como Lev Vygotsky, Jerome Bruner, Jean Piaget , John Dewey y William Heard Kilpatrick. Se trata de un modelo de aprendizaje en el que los participantes planean, implementan y evalúan proyectos, deben opinar, elegir y tomar decisiones. Fundamentándose por tanto en la experiencia, donde lo importante es el proceso y no el resultado final. Además de profundizar en las formas de expresión artística que ya conocían, se ofrecía la posibilidad de conocer nuevas formas, técnicas y estrategias del arte contemporáneo, acompañando a los internos en el desarrollo de sus procesos creativos, así como sus intereses biográficos, personales… para tratarlos desde la plástica.

Se pretendía crear un grupo de trabajo heterogéneo, comprometido y diverso. Los internos se apuntaban libremente en la lista de asistentes al taller. Algunos acudían de manera regular mientras que otros salían y entraban.

En el espacio del taller se buscaba desarrollar un proceso de trabajo creativo y con la máxima libertad posible (dentro de lo que el contexto nos permitía). Nuestra función en este espacio era la de guías, compañeras, y acompañantes de su proceso artístico y creativo.

Por un lado se desarrollaron proyectos personales y piezas propias, donde cada participante eligió el lenguaje artístico en el que se encontraba más cómodo para crear su obra. Por otro lado, se realizaron dos obras colectivas,  donde la rueda invertida y los internos aparecen como autores de una obra conjunta. En las colectivas, se trataros temas de identidad y libertad.

Durante las primeras sesiones y para formar cierta conciencia de grupo, así como introducir técnicas, temas y referentes artísticos, llevamos a cabo una serie de dinámicas, cuya finalidad era romper el hielo y tomar confianza nosotras con ellos y entre ellos mismos.

Las siguientes sesiones las dedicamos a la búsqueda de temas o intereses comunes sobre los que trabajar y reflexionar. Para ello creamos un “banco común de ideas” donde fuimos apuntando propuestas que salían y concretando los temas que se repetían con más frecuencia. Una vez decididos los temas, cada interno buscó su lenguaje artístico. No había ningún límite, aparte del material, puesto que dentro de este contexto debíamos ceñirnos mucho al uso de materiales reciclados y muchos de los elementos que los participantes nos demandaban, era imposible introducirlos en el centro penitenciario.

Libertad, paternidad, memoria, política, identidad… Son algunos de los temas que impulsaron el desarrollo de estas obras. Las experiencias personales, biográficas, políticas… son referencias constantes en sus obras. En lo que se refiere al lenguaje artístico; encontramos gran variedad: desde poesía, dibujos a bolígrafo y café, hasta escultura en cartón y alambre, pasando por máscaras de materiales variados e historias narradas con la voz y plasmadas sobre metacrilato con laca de bombilla. La instalación y el arte conceptual aparecen como técnicas artísticas de expresión, dejando a un lado las técnicas artísticas “tradicionales”.

Al comienzo de cada taller, les dotamos de información y ejemplos de arte contemporáneo que podrían servir como referencia. En estos talleres buscamos acercar el arte contemporáneo a los participantes, acostumbrados a un taller de arte convencional, donde se aprende sobre todo técnica (óleo, carboncillo, acuarela…). Hicimos hincapié en la capacidad del arte como medio de expresión. Les descubrimos nuevas maneras de expresión artística más allá de la pintura, sin menospreciarla, pero tan conocida por todos ellos ya.

Como resultado de estos talleres, se puede sacar como conclusión que lo más importante no es la obra final, es todo el proceso creativo que ésta  conlleva detrás. Logramos que esta idea, más bien próxima al arte contemporáneo, calara en los participantes. Esto se puede observar en la herramienta que les proporcionamos para que trabajaran durante todo el proceso, en los días que no había taller: un cuaderno de bitácora, donde algunos escribieron, dibujaron… cosas que luego plasmaron o no en sus obras finales. En las obras que creamos con ellos de forma colaborativa, se apreció el intercambio de conocimientos y la creación de vínculos y diálogos entre los participantes.

Este proyecto, además de con las obras resultantes, se complementa con las conversaciones y vivencias allí compartidas  con el aprendizaje mutuo que se generó entre todos los allí presentes. Entendemos como pieza artística todo el  proceso de creación,  las obras resultantes y la vivencia allí generada como forma de arte en sí. En el espacio del taller surgieron temas y conversaciones enriquecedoras para todos. Conseguimos crear vínculos con ellos, entre ellos y de ellos hacia el exterior a través de sus producciones, que consiguieron conectar realidades.

Al finalizar los talleres, tuvimos la posibilidad de visibilizar fuera de los muros de prisión, el trabajo llevado a cabo allí dentro, La exposición (PAUSA: diálogos desde el módulo 10) en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid fue inaugurada en septiembre de 2014 poniendo el broche final a un proyecto de gran carga emocional.