Premio del Jurado en C.A.L.L.E.  Lavapiés 2018

Identidad Flotante es una pintura mural realizada en el esquinazo del bar Donde da la vuelta el viento, situado en la calle Mesón de Paredes con  Miguel Servet en el céntrico barrio de Lavapiés.

“En la primera ola de la gentrificación están los pioneros urbanos, clase media que sólo trae beneficios, pero luego llegan otras olas, con los consumidores que van a las franquicias y grandes establecimientos. La gentrificación se convierte entonces en turistificación”.

Daniel Sorando (sociólogo)-

¿Qué es un barrio sin todo aquello que lo ha hecho ser barrio?

Nada.

Es como si de un recipiente estéril se tratase o de una habitación vacía. Un barrio despojado de su identidad es un libro sin contenido, una fotografía velada, una historia sin argumento.

La verdadera identidad de un barrio la conforma su gente, las personas que, a través de generaciones, han vivido y sentido desde un lugar común. Gentes que han construido su historia dentro de un mismo escenario, rutinas de idas y venidas, la tienda de siempre, las plazas, la música en la calle, los colores en las paredes, en las pieles, etc. Pero un barrio se conforma como tal cuando se habita, cuando se genera un espacio y se construye comunidad.

Pero todo esto poco importa en los planes de gentrificación de los barrios. Son otros los intereses que los mueven, la gentrificación ve a los barrios como si de una mercancía se tratase. Una mercancía que hay que explotar y exprimir, pero no sin antes vaciar su contenido, porque primero debe “limpiar” el escenario y luego pasar a la acción.   

Los nuevos protagonistas son personas de mayor poder adquisitivo, son empresas, son  turistas,  los espacios son convertidos en zonas homogéneas, cambiados en base a una moda, se convierten en puros escaparates para el turismo, es como una máscara que oculta lo que hay debajo y borra la huella del tiempo y de la historia. Mientras, a las personas que realmente habitan el territorio se les adjudica un papel secundario, quedando condicionados totalmente por esta transformación del lugar, no sólo a niveles económicos, sino en los modos de vida, en la disposición de los espacios, en la imposición de nuevos costes…

Esta pieza pretende reflejar a todas esas personas que conforman el barrio de Lavapiés, y con ella visibilizar a los verdaderos afectados por este proceso de gentrificación. Personas que por su condición económica y social no pueden afrontar los nuevos costes de las viviendas, viéndose obligados a desplazarse hacia otro lugar, llevándose consigo el barrio, su barrio.

Lo que queda en ese lugar vacío es un territorio lleno de nuevos y modernos comercios y viviendas, destinados a satisfacer las necesidades de una población con identidad flotante, una población formada por personas que vienen y se van, personas que no habitan los espacios, que no construyen identidad. Estas personas se dispersan, se diluyen de un ente sólido como es el barrio, en lo que Zygmunt Bauman denomina como “vida líquida”, basada en el individualismo, la inestabilidad, donde las personas adquieren la categoría de objetos de consumo que pierden su utilidad en el mismo momento de ser usados y donde la posibilidad de perderlo todo es más que probable.

Porque si despojas a un barrio de su gente, el barrio se disuelve, se queda sin identidad, se queda sin NADA.