Primer Premio en C.A.L.L.E Lavapiés 2016.

 Color Carne fue una pintura mural realizada en la  calle Argumosa,  en la esquina de  La Tiendina, en el céntrico Barrio de  Lavapiés, Madrid.

“El color de la piel humana es un rasgo físico y genético,  es el resultado de la combinación de varios factores. El más importante es la melanina, una sustancia pigmentaria de color oscuro, cuya naturaleza, concentración y distribución en la piel es la que determina su color.

Bajo el lema: Futuro Lavapiés 2029 los comercios apuntados a la convocatoria de artistas, abrieron sus puertas a los creadores del futuro del barrio.

Nuestra idea, ganadora del concurso, partía del origen mismo del barrio, un Lavapiés multicultural entendiendo este concepto como la confluencia y convivencia de las personas de diferentes procedencias geográficas y culturales que habitan el barrio. Esta idea se proyecta hacia un futuro en el que dicha convivencia se haga cada vez más real, a través de la visibilidad, el respeto y diálogo en un espacio común que se ha configurado a través de la diversidad.

Para llevarlo a cabo, se planteó la forma estética y simbólica del mandala como imagen esencial del universo a través de las formas geométricas. Se trata de la creación de un cosmograma de Lavapiés, donde se representa el macrocosmos, es decir, el barrio, y el microcosmos, las colectividades culturales y los individuos que lo forman, en  un “círculo sagrado”  donde todos los puntos son equidistantes del centro.

 

El centro del mandala se compone de la palabra “color carne” y de unos lapiceros con las diferentes tonalidades que podría tener la piel. El punto del que se pretende partir es la reflexión sobre este concepto, abordado por la artista Angélica Dass en su obra Humanae  y que nosotras tomamos como referencia. Partimos de generar cuestionamiento acerca de la idea establecida de la existencia de un color único y válido que sirve para pintar caras y partes visibles del cuerpo, siendo sin embargo diferente, pues no hay más que mirar alrededor para ver la diversidad tonal de la piel de las personas que nos rodean. Planteamos esta propuesta para Lavapiés porque precisamente creemos que este barrio es un escenario visible de esta cuestión.

En definitiva, se trata de un juego y un diálogo entre “lo uno” y “lo múltiple”, que, a través de la fuerza estética y visual de la propuesta, permite reflexionar, romper las barreras y mirar de otras formas tanto a las personas que habitan el barrio, como aquellas que están de paso.